Las Crónicas del Odio

My Photo
Name:
Location: Ourense, Ourense, Spain

Soy Ibón. Estudiante y escritor aficionado. Los que me conocéis ya sabéis más o menos cómo soy, asi que creo que no necesitáis más pistas. Y a los que no me conocéis, sólo deciros que lo que conozcáis de mí a través de esta Caja de Pandora, os guste.

Tuesday, March 27, 2007

Capítulo 18; Intenta detenerme

Hemos llegado al límite, me he cansado, me he agotado de seguir aguantando esto. Ya no soporto más esta tensión, tanta gilipollez, tamaña tortura continua, la estúpida sobreprotección y la paranoia que inunda todo esto. No, ya no más, ni una más. Hemos llegado a un punto en que ya no hay retorno, y cansado de aplastarme ante el pie justiciero, a partir de ahora ya sólo actuaré, sin hablar ni razonar, igual que tú. Porque estoy harto, hasta los cojones, de soportar esto. Porque has agotado mi paciencia, mi resistencia y además, me has demostrado que no puedo fiarme de tu palabra.

Me has cansado hasta que ya sólo tenga ganas de terminar esto como sea. Porque ya no pienso callarme más y voy a coger la vida que me pertenece a la fuerza. Ahora la pelota está en tu tejado: tú, y sólo tú escogerás cuánto deseas perder. Porque yo pienso hacer lo que debo, y seguir adelante, y tendrás que derribarme para que me detenga.

Joder, cuánta gente debería escuchar más a Los Planetas.

Sunday, March 18, 2007

Capítulo Diecisiete; el enfermizo asedio

No.

Me cansa todo este circo que te has montado. Has conseguido que me arda la cabeza, que me mueva con miedo, siempre pendiente del ¿qué pasará? ¿cómo pensará? ¿qué se le ocurrirá? Estoy cansado de verlo en tus ojos depredadores, en tus caras de rabia, en tu retórica mordaz que se complace en sajar y sajar, apuñalar en el momento preciso que la guardia está baja. No lo soporto más. No soporto ni un sólo instante más que las cosas hayan llegado a este extremo surrealista y enfermizo, como el guión de una película mala, una jodida secuela de esa misma película, y la segunda parte de la jodida secuela.

Hoy es esto, mañana será lo otro, pasado qué más dará. Siempre encontrarás un hueco ínfimo donde filtrar el veneno, donde descargar tu maza, una y otra vez, incansable, ¿hasta que la pared rompa? ¿hasta que se quiebren las vigas? ¿hasta que agrieten los cimientos? ¿hasta que todo se derrumbe?

¿Hasta donde pretendes llegar?

Yo ya no lo soporto. Quiero que te pares, que te detengas, que regreses atrás, al ayer, antes de empezar este asedio enfermizo, esta persecución que bordea los límites de lo absurdo. No quiero seguir quemándome, consumido por esta rabia silenciosa, por este acoso súbito, tintinear incansable de cristal roto, quebrándose, desgastándose alrededor. No quiero aguantarlo un sólo minuto más.

Ya no lo soporto más.

Cállate.

Friday, March 02, 2007

Capítulo 16: Hablemos claro

A ver, gilipollas, vamos a hablar claro: no eres ni mi padre, ni mi hermano, ni mi novio. No eres ni siquiera mi amigo, no me conoces de nada y al cuerno las milongas que me vayas venido contando y todas las películas que tú solito, por lo visto te has montado. No eres la ostia, eres sólo uno más: me da igual lo guay que te creas, no eres un genio, no eres el nuevo hombre del renacimiento y no tienes la polla más grande del mundo. Lo único que has conseguido, por el momento, es que más gente acabe pensando que das pena: unos tardan más en darse cuenta y otros tardan menos pero al final tienes que darles la razón a los que antes que tú, se habían dado cuenta.

Por alguna extraña razón te crees imbuido de alguna suerte de gracia divina que te hace pensar que eres lo más, ¿no? Pues para mí, ya no. Cada vez te encontraba más superficial, más egoísta y más insensible y ahora, acabas de terminar la cagarla, metiéndote donde nadie te llamaba: o sea, que lo que hagan tus amigos siempre es la polla, pero lo que hacen mis amigos, aunque sea exactamente lo mismo, está mal, y es triste, ¿no? Y te pones a hablar como un juez supremo acerca de lo que hacen o dejan de hacer, con dos huevos, porque debes de pensar que tu egocentrismo te da poderes casi cósmicos, n’est pas? Anda y que te den, capullo. ¿O ya se te ha olvidado que dejaste colgado a cierta amiga tuya dos veces ya? ¿Te crees muy importante para poder hablar de mi gente? Total, ¿qué ahora qué se supone que debo hacer? ¿Reírte la gracia o algo?

Pues has conseguido que no quiera saber más de tu vida. Y que me ría, claro:
pero de ti.


Thursday, March 01, 2007

Capítulo Quince: "La gente normal no hace esas cosas"

La frase que abre este post acaba de convertirse en mi frase más odiada, encumbrada al Olimpo de otras perlas de la humanidad vomitadas por insignes pensadores. Recién salida del horno, preciosa demostración de lo poco que se puede hacer con buenas palabras cuando las paredes se niegan a razonar. Y luego habrá quien se queja de que yo tengo poca paciencia.

Da que pensar la frase de marras; se supone que esas cosas que a mí me apetece hacer (irme a unas jornadas de rol fuera de Ourense, dormir en casa de un amigo que vive a quince minutos andando de mi casa o salir con una chica que es mayor que yo) no son cosas que haga la gente normal. La pregunta es, bueno, ¿y qué hace la "gente normal"?

Quizá fuera un buen punto de partida preguntarse qué es lo que define algo como "normal"; meterse en dilemas morales y éticos es futil, porque no habrá dos opiniones iguales, así que vayámonos por lo evidente y supongamos que lo "normal" es lo más común, lo numeroso, lo que hace una inmensa mayoría de la gente. De acuerdo, pues examinemos lo normal...

La gente de mi edad (20 años) no tiene horario de volver a casa y regresa con monumental cogorza, sin recordar la mitad y con ansias de potear con un simpático estilo by Dyc. Salen todos los fines de semana, dos o tres días a agarrarse pedos de categoría, formando una especie de competición que debe de buscar quién es el que se coge el mayor pedal de la noche.

Mucha gente de mi edad consume porros u otras sustancias, de forma más o menos habitual. Y más jóvenes, oiga, recordemos cierta jugadora de baloncesto treceañera... Cosa que yo ni me he planteado, gracias. Y no es por joder, pero coca me han ofrecido más de una vez.

También están los que se van sin decir nada a los padres de a dónde van, cuánto tiempo y si piensan volver en algún momento. Y están los que se van a Ortigueira cada año a disfrutar de tres días de crack, heroína, speed, coca, maría, éxtasis y alcohol en grado sumo, todos los años, como una tradición. Y los que montan un expolio si no le compran la moto, fundamental para prosperar todo el día. Y los fracasados que persiguen treceañeras en las discotecas que abren los sábados tarde, y los que plantan los estudios y se pasan dos años rascándose las pelotas hasta que consiguen trabajo en alguna fábrica dejándose las manos.

Así que vamos, viendo como es la gente "normal"... yo sigo prefiriendo ser raro y queriendo dormir en casa de mis amigos, jugar partidas de rol por la noche y salir con la chica que quiera. ¿Estás segura de que quieres que empiece a ser normal?

Thursday, December 07, 2006

Capítulo Catorce: "Eh tú, friki flipao"

Soy un friki flipado. Lo asumo, lo ha dicho Su Autoridad Inescrutable, el Amo del Calabozo, ÉL. Soy un friki flipado, como mis colegas. Porque él es demasiado bueno para nosotros, pobles soñadores estúpidos. Él mola, porque tiene la polla más grande y la mente más prodigiosa y autoridad divina. El Mesías lo ha dicho, alabemos todos su palabra.

Sus amigos y ÉL son demasiado lo demasiado para juntarse con gente como nosotros, jugadores de vampiro y de partidas de D&D donde mata-bicho-sigue no es lo importante de la partida (sí, claro, hay que ser unos flipados para jugar así), que somos tan flipados que no nos creemos personajes de un manga ni vamos alucinando con nuestro mundo burbuja.

Porque claro, ÉL no es un friki flipado, que va. Es lo más. Alguien que va dando saltos por encima de los coches mientras imita gritos ninja para cruzar la calle es de lo más tope guay, mientras nos deleita con su dominio sobre las teorías de la conspiración, asombrándonos con su sabiduría, mientras que nos explica que las ballestas eran un arma shinobi porque estaba en el entrenamiento de los samurai (¿?) y que el bushido fue un invento de un escritor japonés del siglo XX. Y nos cuenta a qué chicas hay que follarse. A las que están locas, por ejemplo, que son facilonas.

Prefiero ser friki flipado que idiota, oiga.

Saturday, November 25, 2006

Capítulo treceavo, el perdido antes de tiempo

Para el número fatídico, esta vez, la cosa va de adolescentes. O según el color del cristal con que se mire, de preadolescentes, ya que estamos hablando de una pareja de pequeños y felices seres humanos de catorce (él) y trece años (ella), que, según dicen ellos, son novios. No tendría nada que objetar de no ser porque él es un gilipollas de primerísima categoría, de museo, uno de esos sujetos que llegas al punto de sentir si deberías pegarle tres tiros en la nuca por compasión. Ella, claro, tampoco es que demuestre tener demasiadas luces en su linda cabecita rubia trigueña.

Me explicaré: él es el típico macarillas subdesarrollado que cree que por bajarse un paquete de tabaco al día es mucho más macho (jodido piltrafillas de mierda), que por meterse un porro cada quince minutos la vida es mucho más interesante (étc, étc...) y que ahora, siguiendo la Teoría de la Estupidez Progresiva, se cree muchísimo más guay porque ha descubierto la maravilla de las drogas duras, y quiere darse sus viajes de speed, sus subidones de crack, sus fiestas de cocaína y la maravilla del éxtasis. Toma anfetaminas cuando te coloques; crack, speed y coca y pastillas de colores. Todo eso bien regado, por supuesto, por unos buenos pelotazos de alcohol por las  noches y su sagrado porro todo el santo día.

Por su parte, ella es una deportista, y una excelente deportista. Su especialidad (pese a su 161 de altura) es el baloncesto, pero le da al fútbol, al aeróbic y a la natación y tiene un cuerpo envidiable, musculado y sin un gramo de grasa (ya quisieran, y lo puedo atestiguar, chicas de 20 estar tan bien como ella a sus trece años).

Su sueño es poder ser una gran jugadora de basket (la mejor, fueron sus palabras). Entonces, ¿por qué se mete sus juergas de maría con el novio y fuma como una carretera? ¿En serio piensa que la nicotina le va a permitir desarrollar mejor su masa muscular? Pero el principal problema es que el novio y sus amigos guays, los que han descubierto la maravilla de las drogas, le prohíben absolutamente participar en sus pequeñas bacanales, porque "no pienso consentir que mi novia se meta mierdas", dicho, claro, con ese tono apacible de "paso de compartir mi mierda contigo, gorrona". 

¿Y qué es lo que ha decidido ella? Pues que él no es nadie para prohibirle nada, y que si él sigue metiéndose tan simpáticas sustancias, ella también lo hará, porque le parece fatal que si él puede meterse tanto amigo artificial, ella no pueda hacer lo mismo.


Así que me encuentro ante un caso que me resulta especialmente odioso. Yo ya sé lo que es que una amiga se muera de sobredosis, y cuando te pasa algo así, te aburres de hacer de misionero, de ir dando consejos, te cansas de volver a repetir lo mismo para que no te escuchen. Y te llenas de rabia y odio, y llega un momento que no sabes si esta gente te debería dar lástima o te dan ganas de que les de un mal viaje, pero malo, malo, que vean a la Muerte de frente, sonriéndoles, a ver si así se les quitan las ganas de ser guays.

Ah, el chutarse en pareja, ése debe ser el amor verdadero. Imbéciles.

Friday, November 24, 2006

Capítulo doceavo, "¡La kulpa é desste puto blanco!"

De puñaladas sigue la cosa, aunque esta vez ha sido mediante navajazo a cinco blancos por parte de una decena/docena de latinos mediante el muy respetable uso de navajazos, bates de béisbol y artefactos tan legales. Y encima, la policía no ha pillado a uno, siquiera, esfumados todos, el gang entero, adiós muy buenas, arriba el orgullo latino, come asfalto, blanco.

Ahora bien, lo que más me jode es que, con el periódico delante, con un conocido en el hospital, alguien tenga los santos cojones de decirme que “la culpa fue de los putos blancos, que empezaron ellos.”; claro, joder, aquí en España cuando salimos con una chica apaleamos a unos cuantos latinos para que sepan quién manda, a ver si la chica se pone como una perra viendo sangre latina, pero bien esparcida.

Vamos a ver, ¿quién coño sale de noche con bates de béisbol al hombro si no es buscando gresca? ¿a qué mierdas va eso de pegarle una ostia a un tipo de buenas a primeras porque sencillamente ha pasado a tu lado? ¿eso de meterse entre cuatro con una menor os hace sentir muy valientes? Iros a tomar por culo, putos pandilleros.

La violencia latina ha llegado a mi ciudad, pero la culpa es nuestra, claro. De los putos blancos, por no salir también con bates de béisbol a las calles, por no sacar la navaja al primero que nos mira mal. Y lo que me jode, claro, es que yo tengo amigos latinos, algunos de los cuales son gente muy querida por mí, y también conozco a gente que ahora se ha metido en esos grupos de gente tan respetable que son los pandilleros. Tengo a un conocido apuñalado por estos tipos tan simpaticotes, ¿y qué se supone que tengo que hacer yo, puto blanco violento? ¿Dejarlos correr? ¿Hacerme el loco? ¿Felicitarlos por un argumento de tanto peso a favor del fin del racismo?

(Yo me pregunto, si las bandas de extrema derecha se vuelven a tomar la justicia por su mano, ¿habrá alguien en mi ciudad que tenga el valor de criticarles por ello?) Llegan malos vientos para la rutina, y esperemos que esto no sea el preludio de un temporal.

Hay que joderse, señores.